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En las empresas, la intención por implementar políticas y hábitos energéticos no solo son motivadas por el ahorro y el pronto retorno de inversión, también lo son por el aprovechamiento de acciones que inciden en la eficiencia y productividad frente a la competencia y por la reducción de emisiones de carbono provenientes del cambio en la fuente de energía o la optimización de su uso.
Esto lo conocemos como parte de los sistemas de control energético inteligente, es decir, los hábitos de consumo. En ellos se definen, diseñan, desarrollan e implementan acciones para el uso de la energía, de forma que en la gestión permita incidir en el consumo para el ahorro, la productividad y la eficiencia de las empresas.
Analizador de redes en centro de carga, para conocer factores y parámetros de consumo energético.
En esta etapa crucial, se identifica cómo se pueden poner en marcha procedimientos racionales para aprovechar al máximo el recurso energético existente, y así evitar desperdicios, fugas e incluso prácticas que pueden poner en peligro las instalaciones, así como la seguridad e integridad del personal responsable.
Para generar esos hábitos, es necesario antes realizar diagnósticos generales de la instalación y de la tecnología que se utiliza, con el fin de conocer cómo se aprovecha la energía y cuáles son las oportunidades de mejora y corrección.
Ya identificadas las áreas, se siguen pautas para su implementación, de acuerdo a las posibilidades de la organización.
Inspección diagnóstica de Evaporador Cassete VRF, previo a mantenimiento para disminuir gasto energético.
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